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La fiscalía pedirá la pena de muerte para un ateo radical por matar a tres estudiantes musulmanes en el este de Estados Unidos en febrero, informó la prensa local.
Craig Hicks, de 46 y que se autoproclama ateo militante, es acusado del asesinato de su vecino Deah Shaddy Barakat, de 23; su esposa, Yusor Mohamad Abu-Salha, de 21; y la hermana de ella Razan Mohamad Abu-Salha, de 19, en el apartamento en la localidad de Chapel Hill (Carolina del Norte), donde vivía la pareja.
El fiscal del distrito de Durham, al que pertenece Chapel Hill, presentó un expediente en el que señala su intención de pedir la pena de muerte para Hicks, informó el lunes el diario local Herald-Sun.
Hicks, quien exponía sus pareceres antirreligiosos en su página de Facebook, se entregó tras los asesinatos cometidos el 10 de febrero. La policía de Chapel Hill aseguró a la AFP el martes que el inculpado coopera con la investigación.
La policía dijo, además, que los asesinatos podrían haber sido desatados a raíz de una larga disputa por un puesto de estacionamiento, aunque no descartó la posibilidad de otros móviles, como por ejemplo un crimen de odio.
El lunes, la policía mostró 12 armas de fuego incautadas del apartamento de Hicks, entre ellas varios rifles.
Los documentos policiales también señalan que Hicks mantenía fotos y anotaciones sobre el estacionamiento en el complejo de apartamentos donde mató a los tres jóvenes estudiantes.
El FBI abrió una investigación para determinar si Hicks estaba motivado por su postura antirreligiosa y el mes pasado un gran jurado lo inculpó formalmente de tres cargos de asesinato en primer grado.
De acuerdo con la ley de Carolina del Norte, Hicks se enfrenta a la cadena perpetua sin derecho a libertad condicional si es hallado culpable.
En su página de Facebook, Hicks mostraba docenas de mensajes antirreligiosos, incluyendo uno en el que se catalogaba a sí mismo como "antiteísta". También manifestaba tener una "profunda objeción en contra de la religión" y publicaba comentarios contra el Cristianismo, el Islam y la iglesia mormona.
El presidente Barack Obama calificó la matanza como "brutal e indignante" y miles de personas se congregaron en el funeral de los estudiantes.