Siempre admiré a Umberto Eco; algunos de sus escritos forman parte de mis papeles de cabecera. Lo que no quiere decir que asuma acríticamente cualquier aserción suya. Por ejemplo, en una de sus frases afirmaba que "he llegado a creer que el mundo entero es un enigma, un enigma inofensivo que se vuelve terrible por nuestro loco intento de interpretarlo como si tuviera una verdad subyacente". Comparto que el mundo es una incógnita y muchas interpretaciones del mismo se convierten en un peligro para nuestra libertad, pero no creo del todo en la inexistencia de una verdad objetiva. Ya sé que el paradigma posmoderno trocó la veracidad por discursos sobre la misma. Pero si aceptamos el mundo objetivo, que en ello se ha basado lo que denominamos Ciencia, hemos de aceptar que existe una realidad de las cosas; podremos vislumbrarla o no, acercarnos más o menos a su contexto, pero tiene que existir, salvo que nos hundamos en el solipsismo o en un puro relativismo, lo que supone dejar el conocimiento al albur de lo subjetivo. Hemos de decidir si pensamos un orbe inteligible o si, por el contrario, consentimos, en nuestras reflexiones, rumiar acerca de un laberinto de imposiciones fundamentadas en eso que se ha dado en llamar posverdad. Por lo demás, siempre Eco en mis lecturas .
Visito el Museo Arqueológico Nacional; han pasado muchos años desde mi última visita. Como es lógico, advierto los cambios, tanto en el continente como en la distribución y esbozo del contenido 06/06/2018
Nuestras sociedades tienden a equipararse por la base, mientras la socialdemocracia imperante (en sus diversos avatares, desde la derecha más extrema a la izquierda) ofrece la igualdad como conquista de nuestros tiempos y luz del progresismo 17/08/2018
Ya en pleno estío, la zambullida en el Cantábrico supone, al menos para mí, una experiencia distinta. En esta ocasión, además, el estreno del chapuzón estival armoniza con temperaturas desacostumbradas en estos pagos, por elevadas, tanto en el agua como en el ambiente 14/07/2018
Observo, con asiduidad, colas de personas brotando de algún local que hospeda una oficina de apuestas y loterías; en esas colas, es nutrida la representación de la edad provecta, de las cohortes demográficas que sobrepasan los sesenta 21/07/2018
Con el aumento de la edad, asume uno la impresión de que las cosas del mundo no van por buen camino. Se trata de un vago "dejà vu", cada vez más persistente a pesar de su carácter impreciso. Repaso a Hanna Arendt (ya saben: la banalidad del Mal) y la duda permanece 21/05/2018