Gilberto Bosques, un diplomático mexicano que contribuyó a salvar a miles de refugiados perseguidos por la alemania nazi durante la segunda guerra mundial
Hasta hace unos años, si me hubieran mencionado el nombre de Gilberto Bosques, habría contestado que no sabía quién era.
Pero en cierta ocasión leí un artículo sobre este personaje de origen mexicano y quedé asombrada al pensar que haya pasado desapercibido por tantísimos años.
Este profesor, periodista y diplomático mexicano, nació un veinte de julio de 1892 en Chiautla de Tapia, Puebla.
Se le conoce como el “Schindler mexicano”, en alusión al empresario alemán Oskar Schindler, quien salvó a cientos de judíos del holocausto nazi durante la segunda guerra mundial.
Los inicios de Gilberto Bosques en la vida pública se remontan a la revolución mexicana de 1910, cuando siendo aún estudiante del Instituto Normalista del Estado de Puebla se une a los revolucionarios.
Cuando el 18 de noviembre de 1910 los revolucionarios hermanos Serdán (Aquiles, Máximo y Carmen) son descubiertos y masacrados por el ejército (excepto Carmen quien fue hecha prisionera) por encontrarse armamento en su casa, Gilberto Bosques se esconde en Tlancuilpican, cerca de la estación de ferrocarril de Chiautla.
Poco después se integra a las filas de un grupo denominado “Voluntarios de San Carlos a la Defensa del País”, a raíz de la invasión de tropas estadounidenses en el Puerto de Veracruz. También se unió en su momento a las filas de Venustiano Carranza, otro revolucionario que fuera después Presidente de México.
Ya como maestro, Bosques fue comisionado por el propio Carranza para organizar la nueva escuela de la revolución y fue responsable también de organizar el Primer Congreso Pedagógico Nacional que se llevaría a cabo en Santa Ana Chiautempan, Tlaxcala.
Para 1921, fue nombrado Secretario General del Gobierno del Estado de Puebla; cargo en el que duraría dos años.
Fue diputado federal en los períodos 1924-28 (Presidencia de Plutarco Elías Calles) y 1934-37 (Presidencia de Lázaro Cárdenas). En 1934, siendo Presidente del Congreso de la Unión, respondió el primer informe de gobierno del General Lázaro Cárdenas.
Su participación en la Segunda Guerra Mundial
En el año de 1939 con la inminencia de la guerra en Europa, el Presidente Lázaro Cárdenas nombra a Gilberto Bosques Cónsul General en París; aunque su misión real era convertirse en un enviado personal del Presidente de México en Europa.
Es en esta época cuando destaca en su esplendor la valía de este personaje.
Se vio obligado a salir de París cuando estaba a punto de ser tomada por los alemanes; teniendo carta abierta para establecer el consulado donde mejor conviniera, restableciendo el consulado primero en Bayona y cuando los alemanes ocuparon la zona, se trasladó con la familia y el Consulado a Marsella, la cual estaba dentro de la zona del gobierno francés de Vichy, nominalmente independiente de los alemanes; pero a la vez a merced de un gobierno colaboracionista del Mariscal Petain y de espías alemanes o de países aliados como Japón, situación que dificultaba organizar la huida de las probables víctimas.
La primera misión de Gilberto Bosques era defender a los mexicanos residentes en la Francia no ocupada; sin embargo su participación no se limitó únicamente a eso; primero se involucró en diversas acciones en favor de los refugiados republicanos españoles que se encontraban en Francia en distintos campos de refugiados. Después, llegaban al consulado mexicano refugiados procedentes de Austria, Polonia y Alemania que huían del antisemitismo. Aunque en este último caso la situación se tornaba más difícil, se procuraba concederles visa para que al menos pudieran salir de Francia a otro lugar.
Se le conoce como el “Schindler mexicano”, en alusión al empresario alemán Oskar Schindler, quien salvó a cientos de judíos del holocausto nazi durante la segunda guerra mundial
En suma, todo aquel que justificaba su condición de refugiado, obtenía una carta que en teoría lo protegía de extradiciones o detenciones arbitrarias.
Durante tres años, Bosques vivió dedicado a la labor de procurar alojamiento, protección y exilio a los refugiados políticos. Incluso rentó los castillos de la Reynarde y de Montgrand, dos casonas abandonadas de Marsella que se convirtieron provisionalmente en territorio diplomático a finales de 1940. Ahí vivieron durante un año unos mil quinientos republicanos españoles.
Según los archivos diplomáticos de México, se calcula que Gilberto Bosques salvó la vida a 40 mil personas; firmó cerca de 30 mil visas, aunque en realidad no fueron más de 20 mil los que pudieron efectivamente emigrar.
Con la ocupación alemana de Marsella a finales de 1942, las oficinas de la legación mexicana en Vichy son asaltadas por los nazis y como resultado de esto el gobierno del Presidente Avila Camacho rompe relaciones con Petain. Ante esta circunstancia, Bosques delega en la embajada sueca la ayuda a los refugiados.
Al salir de Marsella, permaneció varios meses en Amélie-les-Bains; posteriormente es llevado a Bad Godosberg, en Alemania, donde estuvo 13 meses recluido, hasta el mes de marzo de 1944, cuando el gobierno mexicano arregló su libertad a cambio de devolver a unos prisioneros alemanes que se encontraban en México.
A su llegada a México, Bosques quedó sorprendido de la recepción sin precedentes que tuvo por parte de españoles y personas de otras nacionalidades a quienes había ayudado durante la guerra.
Después de un breve descanso, fue nombrado Titular de la representación mexicana en Portugal, donde todavía se ocupó de rescatar a muchos españoles perseguidos por el régimen de Francisco Franco. Luego pasaría a Suecia y Finlandia para finalmente ser destinado a Cuba.
Es importante destacar que a pesar de que Bosques y el gobierno mexicano se identificaron y reconocieron a Fidel Castro, su sentimiento humanitario no se detuvo y ayudó también a los seguidores de Fulgencio Batista, perseguidos por el gobierno de la revolución.
Gilberto Bosques se retira de toda actividad pública en 1964 a los 72 años, aunque continuó activo escribiendo sus memorias. Fallece el día 4 de julio de 1995 a la edad de 103 años.
Algunos de los reconocimientos a Gilberto Bosques:
Asimismo se han hecho solicitudes para que el nombre de Gilberto Bosques sea incluido en la lista de Yad Vashem (institución oficial israelí constituida en memoria de las víctimas del Holocausto nazi contra los judíos durante la segunda guerra mundial) como “Justo entre las Naciones”, pero hasta la fecha aún no ha habido respuesta.
Sin lugar a dudas, si le hubieran preguntado a Gilberto Bosques cuál había sido su mayor recompensa habría respondido que el hecho de haber contribuido a salvar miles de vidas humanas.
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