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La elefanta africana Nomkhubulwane permanecerá en exhibición hasta el 15 de enero de 2010, en el Patio de la Chimenea de Papalote Museo del Niño, con el fin de crear conciencia sobre la conservación de los animales. Así como por sus hábitats naturales, el cambio climático y los riesgos ambientales en el planeta. Creada por el artista sudafricano Andries Botha, quien es reconocido por su trabajo sobre la relación del arte y la conservación de la naturaleza, la réplica de este paquidermo es un proyecto de "The Human Elephant Foundation". Fue hecha con tiras de caucho reciclado de neumáticos de trailer, sobre una estructura de acero galvanizado, mide más de cinco metros de alto y pesa más de una tonelada. Su nombre corresponde a la diosa Zulú de la Lluvia y la Fertilidad, y representa los valores espirituales de la vida silvestre, que hoy se ve amenazada por el hombre. Para esa organización responsable de ese proyecto, la relación entre los seres humanos y los elefantes es muy estrecha. Comparten muchas características y rasgos biológicos, tienen una sensibilidad altamente desarrollada, un sentido de la familia profundamente arraigado y respuestas emocionales similares. Los seres humanos somos parte de la naturaleza, coexistimos con el elefante y otras criaturas más, con la tierra, el mar y el cielo; por lo que lo que le sucede a un ser vivo, afecta a otro. Nomkhubulwane fue trasladada desde Sudáfrica hasta Mérida, Yucatán, para estar en la inauguración del 9 Congreso Mundial de Tierras Silvestres (WILD9), celebrado el pasado 6 de noviembre. En Papalote Museo del Niño, esta obra de arte inicia un recorrido por las principales ciudades del mundo, para despertar el deseo de escuchar y mantener los vínculos perdidos con la naturaleza.