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E estima que en el presente año la economía mexicana crecerá entre 3.9 y 4.2 por ciento y que se crearán 600 mil empleos, señaló Eduardo Loria Díaz de Guzmán, de la Facultad de Economía de la UNAM. En la primera reunión trimestral del Centro de Modelística y Pronósticos Económicos, el economista detalló que la tasa de desempleo se mantendrá estable, entre cinco y seis puntos porcentuales. Añadió que el alza generalizada en precios de materias primas agrícolas, combustibles, metales y alimentos tendrá repercusión en México, debido a que es importador neto de alimentos y combustibles. En la segunda parte de este año ese factor representará presiones inflacionarias importantes, por el lado de los comestibles y bienes administrados por el gobierno, insumos que crecerán entre 20 y 25 por ciento, lo que afectará el precio de la canasta básica en 2011. En tanto, expuso en un comunicado, los niveles de desocupación de las mujeres serán más bajos que los porcentajes registrados en el rubro de los hombres, no obstante que “la participación de ellas en el mercado laboral es menor”. El especialista refirió que la informalidad muestra una tendencia a la baja, por el crecimiento económico, lo cual no significa que desaparezca, sino que disminuye de manera importante. El economista sostuvo que la inflación llegará a 4.4 por ciento, con una cuenta corriente en equilibrio, equivalente a 0.47 del Producto Interno Bruto (PIB) y se mantendrá una tendencia creciente y estable hacia 2012 y 2013. Respecto al crecimiento registrado en 2010, 65 por ciento del índice se debió al consumo doméstico, el comercio exterior aportó casi 10 puntos porcentuales y la inversión no fue un factor relevante, expuso. El ingreso de capitales especulativos crece cada día más, a niveles históricos, aporta a las reservas internacionales, pero la convierte en frágil y volátil. Además, tiene un efecto de apreciación bancaria y la cuenta corriente se mantiene controlada, en niveles de cinco mil millones de dólares o menos, abundó. Los bancos centrales aumentan sus tasas de interés, lo que provoca el movimiento de capital, con efectos de pánico en algunos casos. Esto podría alterar las reservas, afectar la paridad cambiaria y reducir el crecimiento proyectado, concluyó.