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Semana Santa. Papa argentino. Costumbres mendocinas, argentinas y del mundo. Semana religiosa. Noticias religiosas.
"Miércoles de cenizas" en miércoles santo. "Domingo de cenizas". "Católicos festejan el Vía Crucis". "Seguí en vivo al papa Francisco en el rito del Vía Crucis".
Bueno, animaladas como éstas siempre van a haber. Alguna vez critiqué que las Redacciones necesitan periodistas idóneos en temas religiosos -o editores y jefes de redacción que practiquen la religión y no escriban animaladas a la hora de hacer una encuesta o poner un título-. Pero lo que he notado en una segunda mirada es algo reiterativo: el esfuerzo de los jefes de redacciones por discriminar el sentido religioso a los hechos religiosos.
En los últimos diez años recuerdo haber chocado con dos jefes de redacciones sobre este tema: uno me dijo que lo religioso no interesa a la gente, por lo que la prioridad siempre será el enfoque político del tema y el otro, "porque nuestro diario apunta a lectores no tan religiosos".
Ninguna de estas afirmaciones son corroboradas por las encuestas online de la prensa digital.
Para el periodista católico tibio, ateo o agnóstico, Semana Santa es insoportable.
Los tibios tratan de escaparle al tema (a que lo envíen a cubrir una procesión, por ejemplo); los agnósticos tratan de mostrarse respetuosos y que acompañan a la comunidad religiosa, pero en el fondo se esfuerzan en banalizar el tema religioso (con la excusa de evitar discriminar a los no creyentes) y los realmente ateos son dos: los que permanecen indiferentes y lo religioso lo tratan como un tema más, y los que se esfuerzan todo el momento en aprovechar las épocas religiosas del año para publicar contenidos que rebatan la creencia o el hecho religioso que se está celebrando, o bien para reflotar temas como abusos sexuales de sacerdotes, dinero del Vaticano y otros.
Resultado: una oportunidad perdida para ganar lectores.
De todos los argumentos anticlericales nombrados, el único discutible es el que dice "nuestros lectores no son muy religiosos".
En el fondo lo que está diciendo es que "no queremos discriminar a los ateos, porque no nos van a leer más". El secretario de redacción, director o editor en el fondo sabe -y los que son ateos lo tienen más claro- que los católicos y cristianos evangélicos están acostumbrados a poner la otra mejilla, como dice Jesús. Entonces es muy poco probable que se pierdan lectores o que en los foros de opinión o espacios de comentarios esta gente denuncie discriminación. No los mueve el odio.
El mensaje es muy claro: a los católicos, "jódanse por ser comprometerse a ser buenos".
El ateo y de izquierda es distinto: están los tolerantes y con sabiduría, una especie en extinción, y los que abundan, que son personas que se rigen por la ley del talión: si no me escuchás te hago un juicio o te escracho.
Entonces, ante el miedo de envolverse en una polémica y aprovechando que existen muchos contenidos "relativistas" -para decirlo así- en la web, lo que se hace es lavarse las manos -como Pilatos- y en lugar de poner la verdad (los contenidos de calidad, las investigaciones científicas como la gente) como reserva y sustento de los propios criterios, lo que se pone es "lo que dijo este, lo que dijo este otro, lo que piensa mi amigo y de última, lo que en el fondo pienso yo". Es decir, mercadería buena y de calidad al mismo precio que mercadería barata. Con eso se logra, finalmente, justificar la discriminación del sentido religioso en las noticias para el argumento "nuestros lectores no son muy religiosos".
¿Dónde está el error? (además de lo señalado).
El error está en que Internet es gratis y llega a todos.
Por más que te esfuerces en llegar a un segmento de la sociedad, igualmente vas a llegar a todos.
Si el miedo de fondo es perder lectores ateos por decir la verdad (o intentar aproximarse a la verdad) estamos ante un grave problema.
Por eso me animo a decir esta conclusión final: la no inclusión del sentido religioso en una noticia de índole religiosa es por el miedo del editor a mostrarse ignorante, el miedo a que lo reten de arriba, el miedo a meterse en un tema que lo aburre y el miedo a perder poder para manipular la realidad a su gusto, aunque sea en un porcentaje mínimo.
También, creo yo, puede exitir un miedo de que el editor/jefe/director/secretario de redacción/etc descubra en el sentido religioso de esa noticia algo que le toque el corazón y le cambie los esquemas. A que Dios lo llame en ese momento.
Un medio va a ser más creíble, ganar audiencia y mejorar sus cuentas si ama la verdad. Cualquier idea que objete la misma le juega en contra. Y hoy los números no dan para que los medios renuncien a la conquista de más lectores.