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Los reconocidos escritores e historiadores Enrique Krauze, José María Muriá y Manuel Caballero, moderados por Adolfo Castañón, expusieron un pasaje de los caudillos más carismáticos que lograron trascender. En el marco de la 23 Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, los ponentes disertaron sobre la inquietud teórica de situar en su contexto histórico el papel de los caudillos carismáticos y de los líderes del desarrollo social. En el foro denominado "Caudillos carismáticos y líderes democráticos de América Latina" evocaron figuras como los venezolanos Simón Bolívar y Rómulo Betancourt, o el mexicano Pancho Villa, y hablaron sobre el poder y la legitimidad en México. Enrique Krauze, cuyos libros han revolucionado la historiografía nacional, "arrancó motores" en el foro con un análisis del caudillo más importante del movimiento de Independencia en México, Miguel Hidalgo y Costilla. Lo calificó como un caudillo "perfectamente carismático" que a pocos días del llamado "Grito de Dolores" logró reunir a miles de mexicanos que se unieron a la lucha con el afán de llevar al cura a su trono, algunos incluso decían "que la virgen le hablaba". Igual consideró importantes caudillos carismáticos mexicanos a Morelos, Iturbide, López de Santa Anna, así como los dos más grandes y fuertes oaxaqueños Benito Juárez y Porfirio Díaz. "Si Juárez no hubiera muerto todavía reinaría. Juárez y Díaz utilizaron su gran carisma personal para darle fuerza y gravedad a la silla presidencial, como si fueran monarcas. "Usaron su carisma para imperar como monarcas en el país, cuidando las formas republicanas", aseguró Krauze. En los tiempos de la Revolución, destacó la inolvidable participación de Madero, Zapata y Villa. El primero "no tenía pasta de monarca y por eso lo devoraron, pero Zapata y Villa fueron caudillos carismáticos y químicamente puros, tan puros que no querían el poder", dijo. En cambio, comentó que llegó Alvaro Obregón, quien por querer permanecer en el poder fue asesinado en 1928 y tras su muerte llega Calles; a ambos consideró que fueron los últimos caudillos carismáticos en la historia de México. "Se acabó la época de los caudillos y empieza la vida institucional", afirmó Krauze, quien añadió que ninguno de los siguientes dirigentes de esta nación tuvieron ninguna clase de carisma, aunque en cada sexenio el presidente tenía poder de monarca, pero era institucional. "México vivía una Presidencia parecida a la porfirista, ya que cada seis años salía el presidente inmune, impune y además nombraba a su sucesor", dijo. Sin embargo, mencionó que en 2000 llegó a Los Pinos un hombre carismático, Vicente Fox, quien logró catalizar el cambio promovido en los 80 por la lucha de la democracia electoral. Por su parte, el profesor José María Muriá habló de uno de los personajes más enigmáticos y cautivantes de la historia mexicana, Pancho Villa. Subrayó que el llamado "Centauro del Norte" será un caudillo inolvidable por la única razón de que es el único, en toda la historia de la humanidad, que ha logrado invadir Estados Unidos. En el país vecino del norte, recordó, despojó de sus bienes a muchos de sus moradores anglos, asesinó a 17 estadounidenses y semidestruyó algunos lugares de esa nación. Dejó en claro que ni los poderes carismáticos ni las monarquías absolutas hacen bien a ninguna nación, no convienen a la democracia, por lo que hay que "cuidarnos y apartarnos del caudillismo".