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Recuerdan al periodista, poeta y luchador social John Ross

23/02/2011 02:00 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Hombre leal a las esperanzas de los mexicanos, crítico, agudo y audaz en sus comentarios, el poeta, activista y corresponsal del “New Journalist”, John Ross (1938-2011) es un ejemplo de la labor del periodista independiente, afirmó anoche Jaime Avilés. Durante el homenaje “John Ross. Memoria combatiente”, en el Teatro de la Ciudad “Esperanza Iris”, el periodista mexicano añadió que el bardo perteneciente al movimiento “Beat”, quien murió en enero pasado en Tzintzuntzan, Michoacán, siempre se asumió más que como periodista, como un testigo participante. Afirmó que los años más felices de Ross fueron durante la rebelión zapatista, hecho del cual escribió cuatro libros, en los que resaltó su legado como activista de los pobres de México. Y aunque no sólo cubría la agenda de México, Ross, “el gringo loco”, como lo llamó Jaime Avilés, siempre mostró un profundo interés por documentar lo que social y políticamente ocurría en el país. Por su parte, la también periodista Blanche Petrich ofreció algunas de las experiencias vividas con el célebre neoyorquino John Ross y su milenaria lucha de resistencia. Resaltó sobre el escudo humano en que se convirtió Ross durante la invasión de Estados Unidos a Irak, y recordó que no obstante asumir esa posición para proteger a la población civil, el régimen de Sadam Hussein lo consideró persona no grata, por lo que fue sacado del país. Asimismo, reseñó el irrefrenable impulso que tenía Ross en pro de los más desprotegidos de México. En su turno, la también periodista Elizabeth Mistry apuntó que el mayor legado de Ross fue y sigue siendo el contar las historias que muchas veces no se sacan a la luz. Celebró además que este evento haya sido realizado en la Ciudad de México, en colaboración de la Secretaría de Cultura, pues para John Ross esta urbe fue su casa. Expuso algunas de sus vivencias a lado de Ross, destacando su labor como periodista independiente siempre cercano a las luchas políticas, en resistencia y en movimientos de comunidades indígenas, y concluyó diciendo “todos somos John Ross”. Por su parte, el también periodista Luis Hernández refirió que coincidió con Ross en algunas protestas, además de haber sido su editor para algunos de sus trabajos. Señaló que la pluma de Ross fue como una arma de combate, caracterizada por su frescura, audacia y autenticidad, y calificó la vida de Ross como una novela, cuyas características son lo irónico, ácido y participativo. Mientras que Pablo Romo, ex asesor de una organización de derechos humanos en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, recordó a Ross como un hombre de convicciones profundas, navegando siempre hacia el lado contrario. Destacó el trabajo del homenajeado, haciendo hincapié en lo sólido, profundo y serio de su labor, que “no sólo lo narraba y escribía, sino también lo vivía”. Antes de concluir su participación, agradeció la intensidad de Ross y afirmó que “el cúmulo de textos de Ross trazan el final del milenio e inicios de la catástrofe”. Entre decenas de personas congregadas en esta velada, los hijos de John Ross, Dante y Carla, subieron al escenario para reafirmar el amor y la lucha constante de su padre con develar lo que ocurría en México. Ambos afirmaron que su padre fue un hombre de izquierda y que una de sus grandes obsesiones fue luchar contra la guerra de cualquier tipo. Dante Ross destacó la gran labor de su padre en México, como periodista independiente y corresponsal, y recordó que su vida estuvo siempre bajo la influencia del jazz, el impresionismo abstracto, la política radical y la poesía beat. Para Carla Ross, su padre, no obstante que lo conoció apenas pocos años antes de su muerte, fue siempre un hombre muy cercano a las luchas políticas. Mientras hablaba se proyectó una imagen de ella y su padre durante un viaje a Chiapas, a fin de conocer las pasiones de su progenitor. “Ross tenía cuatro pasiones: el basquetbol, el jazz, México y el zapatismo”. Cabe señalar que durante el emotivo homenaje se proyectaron imágenes que capturaron el espíritu y esencia de John Ross, desde su infancia hasta las últimas imágenes de su existencia. La música estuvo a cargo de Larry Rusell, el artista favorito del homenajeado, además de una breve participación de Óscar Gómez, entrañable amigo de Ross.


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