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En Chiapas se han definido siete regiones mineras con 97 concesiones autorizadas entre 2000 y 2009, donde hace pocos años esta industria ha comenzado a desarrollarse en 357 mil 443 hectáreas. La investigadora de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach), Sandra Urania Moreno Hernández, afirmó que Chiapas tiene depósitos tipo pórfido de cobre, con skarns, con depósitos epitermales de baja y alta sulfuración, de tipo mississippi valley y hasta de oro tipo orogénico. En el marco del foro “Conservación de servicios ecosistémicos de la Sierra Madre de Chiapas: riesgos y perspectivas, hacia un desarrollo integral”, abundó que hay evidencias de cobre en rocas sedimentarias, prospectos evaluados por aluminio en lateritas y arenas negras con hierro y titanio. Abundó que existen impactos derivados de la explotación, excavaciones, voladuras, emisión de gases y efluentes líquidos, creación de vías de transporte, así como el establecimiento de aspecto de concretos que produce daño irreversible al suelo, agua, vegetación, fauna y paisaje. Sostuvo que la minería puede producir sobre el suelo alteraciones más o menos importantes de carácter físico, físico-químico y químico, que en general ocasionan su infertilidad. El peor de los casos, refirió la especialista, mantienen su fertilidad, pero permiten el paso de los contaminantes a la cadena alimenticia, a través del agua, o de la incorporación de los contaminantes a los tejidos de animales o vegetales comestibles. Detalló que los problemas que genera la minería son la pérdida de servicios ecosistémicos, fragmentación de bosques, contaminación de aguas y suelos, mayor riesgo por deslaves, división comunitaria, incremento de enfermedades y fuertes intereses económicos y políticos ajenos al país, entre otros. En Chiapas, detalló, de los 122 municipios, en 40 de ellos se han otorgado concesiones, donde las localidades con mayores permisos son Chicomuselo, seguido por Motozintla, Acacoyagua, Ángel Albino Corzo, Escuintla, Mapastepec, Siltepec y Venustiano Carranza. En el futuro, afirmó, se tienen que emprender acciones con la confianza de los propósitos comunes entre instituciones y comunidades, organizaciones sociales, de productores, de ejidatarios y empresas locales, regionales, nacionales e internacionales. Además, que se contemplen las mejores técnicas de confinamiento, de tratamiento in situ y ex situ, puesto que los suelos y las aguas subterráneas tienen problemáticas específicas, diferentes a las superficiales, aunque con muchos puntos en común entre ambos. Moreno Hernández dijo que la contaminación presente en los suelos está precisamente asociada al agua que éstos contienen, o muestran determinadas relaciones con el mismo que hacen que haya que considerar el problema de la contaminación como un todo. Puntualizó que la zona de influencia de las Áreas Naturales Protegidas (ANP) debe considerarse relevante en la sub zonificación y en la actualización de los planes de manejo, los impactos que se pronostican de la minería en la Sierra Madre de Chiapas.