¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Miguel Cuevas escriba una noticia?
En la pasada administración que presidía el priista Alberto de los Santos, el ingreso de los regidores fue de más o menos de cuarenta mil pesos mensuales, el salario del síndico,
Salarios y regidores.
Los coyuquenses como en administraciones anteriores se perciben escasamente representados en el cabildo municipal; muy poco de la esencia y el sentir ciudadana está al seno del corazón administrativo del municipio, pero si mucho del sistema y autoritarismo de los partidos políticos; salvo honrosas excepciones perfectamente distinguibles que seguramente llevarán a cuesta el peso moral y político que significa la importante investidura.
Los regidores en antaño no pasaban de ser meras figuras decorativas, incluso en las campañas políticas no tenían otro papel que el de corte real del futuro mandatario coyuquense.
Si navegamos y un poco en la historia nos encontramos conque los regidores se escogían de entre ciudadanos prominentes, quienes aceptaban el encargo, por cariño a su pueblo o amiguismo político, el cargo prácticamente honorífico, no tenía razón de “pe$o” para el apego ni la ambición económica.
Todavía en la época de Ángel Serrano-Jesús Herrera, entre 1972-1996, un regidor ni en sueños tenía la pretensión de la prebenda o sinecura de un alto salario por los servicios prestados a su patria chica; posteriormente, a la reforma del 115 constitucional en el 99, se confiere al municipio de la investidura y personalidad jurídica que le permiten manejar su patrimonio conforme a la “ley”; ante ello la bonanza llega, el boom de las obras alcanza su máxima expresión y surge una nueva “raza” política en los municipios: Los constructores. Quienes desde cero, acrecientan su poder económico desmereciendo la calidad de la obra pública. Baste mirar la dilapidación de recursos en calles repavimentadas, derruidas y vueltas a pavimentar por el ambicioso propósito de embolsarse los dineros destinados al desarrollo coyuquenses.
En los tiempos que ahora corren, las lenguas entendidas en el tema, señalan que el primer acto de autoridad, la primera sesión de cabildo, es para disponerse, el Ayuntamiento, de una suculenta tajada del pastel presupuestal para pagos de honorarios de las autoridades electas.
En la pasada administración que presidía el priista Alberto de los Santos, el ingreso de los regidores fue de más o menos de cuarenta mil pesos mensuales, el salario del síndico, ni que decir, de escándalo, igualmente de escándalo podría ser el incremento salarial de las autoridades en turno, en un municipio de facto empobrecido por su ubicación geográfica y por el alto grado de corrupción imperante en la obra pública y el manejo a discreción de los ingresos propios. Del salario presidencial ni que decir, es, digamos simbólico, al ser socio constructor mayoritario del municipio, sus ingresos son extraordinarios, podemos decir que superiores al de un alcalde de una ciudad europea o estadounidense. Posiblemente, su deslumbrada percepción por la riqueza y megalomanía que día a día atesora, lo lleve a auto absolverse de la carga de conciencia que implica la nefanda labor de llenarse las bolsas y cuentas bancarias de las “riquezas” del municipio, ello a costa del atraso social y económico de esta tierra de Dios que es Coyuca.
A estas alturas no sabemos cuál es el salario actual de un regidor, ni cuanto percibe el síndico; lo que si sabemos es que empezaron cumpliendo a cabalidad con las promesas de campaña de ver por la gente y ayudarla en sus necesidades, y claro que empezaron bien, nomás que empezaron por ayudar primero a los suyos. Léase: parientes, hermanos, primos, tíos, amigos, amigas (según la connotación que se prefiera) etc. Los priistas y perredistas poco tienen que decir al respecto, en su momento, haciendo lo propio y pasándose la normatividad por el arco del triunfo llenaron de parientes la administración municipal.
Como decíamos a estas alturas no sabemos los ingresos totales de los regidores, pero ya lo sabremos, de eso estamos seguros, como seguro estamos que rebasarán los cuarenta mil pesos mensuales contra el miserable ingreso del trabajador que no llega más allá de los mil seiscientos peso. La crisis que asola las economías mundiales al parecer está afectando la presente administración que preside Merced Baldovino Diego; por hoy, el servicio de alumbrado público en la avenida principal y aledañas se encuentra suspendido y al parecer, Comisión Federal mantiene amenazante su pinza de corte, como la legendaria espada de Damocles que pendía sobre la cabeza de un rey, en este caso, prendida de una crin de caballo, pende sobre ominosa sobre las decisiones administrativas.
En estos momentos, algunos de los servidores públicos de primer nivel actúan con la seguridad de poseer en su totalidad un bien, deben entender que la función que ahora cumplen es de paso y que el Palacio Municipal no pertenece a presidente ni partido alguno, desgraciadamente, algunos de estos funcionarios, en lo único que contribuirán en los próximos años, es en atrasar y empobrecer un municipio, de por si, ya rezagado y empobrecido. Afortunadamente “el pueblo” posee el ojo maravilloso de la sabiduría popular y, en su momento dimensionarán en su justa medida a quienes ahora por el cargo pretenden agigantarse, por encima incluso de su misma pretensión.