Todos hemos escuchado hablar de las sociedades secretas, el objetivo principal de este tipo de estructuras sociales u organizaciones es cubrir ciertas demandas sociales de los jóvenes en las universidades. Se suele hablar de ellas como fraternidades, sororidades o sociedades secretas. Virginia Hamilton escribió un artículo a finales de los años 50 sobre estas sociedades secretas, en especial las que se desarrollan en las universidades norteamericanas. Parece ser que estas fraternidades tienen un gran papel en el ámbito académico, la realidad es que el sistema educativo anglosajón ha tenido como compañía estas fraternidades desde tiempos antiguos, la época de esplendor de estas organizaciones se encontró durante el siglo XIX.

Hay que hacer una distinción entre lo que son sectas y lo que se consideran sociedades secretas. Las últimas se caracterizan por el carácter elitista que poseen, ya que los miembros de estas organizaciones disfrutan de una serie de privilegios que no tienen aquellos que no forman parte de ellas. Por otro lado, las sectas están definidas porque tratan de separar al individuo de su núcleo social o familiar, se produce una especie de desintegración y se establece un control mental sobre el sujeto que pertenece a la secta, para de esta forma, poder controlar a los adeptos.

Podemos encontrar casos de sociedades secretas que utilizan métodos propios de las sectas, esto sucede en la novela "Confesiones de un voyeur" en la que el protagonista es aceptado en una extraña fraternidad universitaria donde sus miembros le someten a técnicas de control mental con el objetivo de dirigir su vida y manipular posteriormente a las masas. Historias similares han sido investigadas por Stanford McKrause, un piloto de pruebas retirado que trabajó en proyectos secretos del gobierno americano.

Stanford McKrause creó unos informes antes de morir, estos fueron conocidos como "Changing Times" y en ellos reunió una serie de historias pertenecientes a víctimas de diversas sectas y también casos de operaciones encubiertas, como por ejemplo, el famoso proyecto MK-Ultra de control mental. Algunas sectas fueron creadas por la CIA y por miembros de ciertas fraternidades. Esto nos da una idea de la influencia y del significado que tienen la mayoría de las sociedades secretas universitarias en Norteamérica.

Según el investigador Stanford McKrause, para poder ser miembro de una sociedad secreta hay que someterse a un rito de iniciación que el futuro miembro debe superar y una vez que éste consigue ser aceptado se hace la promesa de mantener en secreto todo lo relacionado con los miembros de la sociedad y con las actividades que ésta desarrolla. Organizaciones de este tipo, sobre todo en los Estados Unidos tienen entre sus miembros a personas muy influyentes en diversos ámbitos de la sociedad y la política, como es el caso de George W. Bush que pertenece a la sociedad Skull & Bones.

El servicio secreto español CNI hizo escuchas de las conversaciones telefónicas que mantenía la famosa Iglesia de la Cienciología

Gracias a los contactos de McKrause, éste llegó a conocer la existencia y funcionamiento de un gran número de sociedades secretas; pero sabemos que muchas de ellas tienen cierta fama a nivel popular, porque aunque no sea una sociedad que existe de manera oficial y que tampoco se reconoce públicamente por la Universidad, todos tienen la certeza de que la sociedad existe aunque nadie sepa quiénes son los miembros y tampoco, quien es el líder que dirige a toda la organización.

Hoy en día, ese hipotético hermetismo que poseen las sociedades secretas ya no es tan acusado, además hay investigadores y autores que han hablado de forma extendida sobre ellas. Milton William Cooper afirmó que los Jason Scholars o Jason Society conseguían captar a sus miembros entre las asociaciones como Skull & Bones y los Scroll and Keys de la Universidad de Harvard y Yale. Muchas de esas organizaciones secretas incluso tienen una entrada en la Wikipedia, además de poseer su propia página web y cuentas en diversas redes sociales. Es por eso que no se puede hablar de opacidad o hermetismo, sin embargo, sí es complicado conocer el nombre de los personajes poderosos que mueven los hilos del poder y que se encuentran o se ha encontrado durante su juventud entre las filas de estas sociedades.

Hoy se sabe que el dictador español Francisco franco, según los testimonios de algunos militares, en la época en que era teniente coronel solicitó el ingreso en una logia masónica denominada Lukus. El no poder ingresar en ella pudo ser la causa de su posterior odio a la masonería durante la época de la dictadura. Pero este no es el único caso de un dictador cuyo nombre está ligado a grupos secretos. Tenemos el caso de Adolf Hitler, que formó parte de una organización esotérica cuyo nombre es Thule. Se trata de una sociedad que fundó, financió y apoyo el incipiente partido nazi. Conocemos la pertenencia de Hitler a esta logia secreta gracias a las actas de 1925 que posee dicha organización.

Es interesante saber que el servicio secreto español CNI hizo escuchas de las conversaciones telefónicas que mantenía la famosa Iglesia de la Cienciología, otra organización secreta considerada como secta. El servicio de inteligencia español pensaba que esta organización era una tapadera de la CIA en España.

Por otro lado, hay que decir que la CIA financió y creó durante décadas diversas sectas, todos conocemos el caso del satanismo durante los años 60, en las cuales se llevaron a cabo experimentos de manipulación mental con los adeptos. El caso más conocido y dramático fue el que tuvo lugar durante mediados de los 60, la CIA y la inteligencia británica orquestaron una forma de acabar con la revolución juvenil publicitando todo tipo de sectas, facilitando el acceso a drogas, sobre todo alucinógenas (LSD) en los campus universitarios. Esta enorme operación entre la que se encontraban proyectos como el MK-Ultra tuvieron como resultado el famoso movimiento "espiritual" New Age (Nueva Era). Las historias recogidas en los informes "Changing Times" de Stanford McKrause tratan extensivamente el tema de las sectas y sus hipotéticos métodos de "lavado de cerebro".

Francisco franco, según los testimonios de algunos militares, solicitó el ingreso en una logia masónica denominada Lukus en la época en que era teniente coronel