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Los republicanos quieren deshacerse de Trump desde antes de las elecciones. Las conspiraciones contra el multimillonario abundan

25/11/2016 04:50 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Las predicciones en el ámbito político americano consideran altamente probable que el Presidente Trump pueda ser sometido a un proceso de ‘impeachment‘ y separado de su cargo, como lo hicieron con el presidente Nixon hacer más de 40 años. Aquí se cuenta la historia

Los vaticinios sobre el posible impeachment a Trump han acaparado la atención de los medios durante los últimos días. Personas tan autorizadas en la materia como el cineasta y escritor Michael Moore o el profesor de Historia Allan Lichtman -conocido, sobre todo, por lo acertado de sus predicciones en el ámbito político estadounidense- consideran altamente probable que el aún Presidente electo se vea sometido a un proceso de ‘impeachment‘.

Precisamente el profesor Litchman, en declaraciones al Washington Post, llegó a sugerir que sería el propio partido Republicano el más interesado en tratar de destituir a Dinald J. Trump, argumentando que sus compañeros de partido no lo quieren en el poder “porque no lo pueden y no lo van a controlar”.

Para iniciar con legitimidad un proceso de ‘impeachment‘ -que es en realidad un juicio político en el Senado en el que le juzga el jefe del Tribunal Supremo y todos los congresistas hacen de jurado- hace falta, según el artículo II de la sección 4 de la Constitución de Estados Unidos, que el presidente cometa “traición, soborno u otros delitos graves y faltas”. “Él va a violar leyes”, predijo Michael Moore sin dudarlo. Si está en lo cierto, podría darse el caso. No dicen que las haya violado ya.

Lo controvertido de esta situación es que es el propio Partido Republicano quien impulsará el procedimiento. Tal como lo expresa un reportaje al respecto en ‘El Confidencial’, con mayoría en las dos Cámaras, a los republicanos “no les sería demasiado difícil quitarse de en medio a un candidato independiente que les rompió las primarias y les dejó en ridículo, y sustituirlo por uno próximo al aparato del partido y menos impredecible”. Ese hombre más cercano al aparato del partido sería Mike Pence, un político ultraconservador que en realidad está ideológicamente más escorado a la derecha que el propio Trump.

Mike Pence también es, por cierto, la razón por la que el Partido Demócrata muy probablemente no esté dispuesto a un ‘impeachment’: no quieren a un ultraconservador en la Casa Blanca totalmente respaldado por las dos Cámaras de mayoría republicana. Puestos a elegir, prefieren la impredecible irreverencia ‘anti-establishment’ de Trump. Por eso, por primera vez en la historia, es más probable que un eventual ‘impeachment’ provenga del propio partido que está en el poder y que quien aparentemente va a sustituir a Trump sea un senador de la derecha como Mike Pence. Si se da el caso que por ahora no aparece sino en medios sin importancia como El Confidencial. Se produciria por segunda vez en la historia un nuevo Watergate, que vamos a recordar porque está un poco lejano y ya han pasado muchas cosas desde entonces.

El escándalo que acabó con la carrera política de Richard Nixon, el 'caso Watergate', se inició en la campaña de 1972, provocó la dimisión del presidente.

El escándalo que acabó obligando al republicano Richard Nixon a dimitir el 8 de agosto de 1974 salió a la luz en plena campaña presidencial, en la noche del 17 de junio de 1972, con la detención de cinco hombres en las oficinas del Comité Nacional del Partido Demócrata, situado en el complejo Watergate de Washington D.C.

Los intrusos (James W. McCord, Bernard L. Barker, Frank A. Sturgis, Eugenio R. Martínez y Virgilio R. González), provistos de guantes de goma, equipo fotográfico, micrófonos y otros mecanismos para escuchas, habían entrado ya el 27 de mayo en estos bloques de apartamentos y oficinas, situados junto al río Potomac. Es como si haciendo una comparación un poco absurda, Mariano Rajoy hubiera entrado en el edificio del Partido Popular de la calle Génova.

Su intrusión en el complejo Watergate tenía por objeto robar archivos de los demócratas sobre las relaciones comerciales de Donald Nixon, hermano del presidente, con el millonario Howard Hughes, lo cual era delito.

Tras más de 40 años del escándalo político más grande en la historia de Estados Unidos, los libros y películas basadas en el caso del Watergate siguen aportando detalles desconocidos y acerca de tan descarada histoa. La película más conocida y más original fue la de Robert Redford y Dustin Hoffman, titulada, ‘Todos los hombres del presidente’ (All the President’s Men), que se estrenó en 1976. Estaba dirigida por Alan J. Pakula y los dos actores citados.

Luego, Oliver Stone dirigió a Anthony Hopkins en la película biográfica de Richard Nixon, que relataba la vida desde su niñez, su carrera política, hasta su dimisión como consecuencia del escándalo Watergate.

El escándalo Watergate manchó a Nixon y a todos sus hombres. Y provocó lo que en ingles se llama el ‘Impeachment‘. Es un vocablo del inglés que designa una figura del derecho anglosajón (específicamente en Estados Unidos y Gran Bretaña y otros paises que se independizaron), mediante el cual se puede procesar a un alto cargo público. El parlamento o congreso debe aprobar el procesamiento y posteriormente encargarse del juicio del acusado (normalmente en la cámara alta). Una vez que un individuo ha sido objeto de un impeachment tiene que hacer frente a la posibilidad de ser condenado por una votación del órgano legislativo, lo cual ocasiona su destitución e inhabilitación para funciones similares.

Las traducciones al español más comunes son "moción de censura", "juicio político", "impugnación", "impedimento", o "acusación pública".

Sólo dos presidentes han sido juzgados mediante este procedimiento, Bill Clinton (1998-1999) y Andrew Johnson (1868), y los dos fueron absueltos. Richard Nixon interrumpió el proceso al dimitir de su cargo en 1974 tras la aprobación de su impeachment.

Sin embargo, estos implicados no eran más que el principio de una larga historia que acabó salpicando a las más altas esferas de la Administración y atrajo a los grandes de Hollywood, gracias a los cuales la gente se enteró de cómo un presidente electo tiene que tener cuidado. Y de ahí tantas manifestaciones en Estados Unidos contra Trump, por tantos motivos.

En otoño de 1972, la prensa empezó a hablar de que personal de la Casa Blanca estaba implicado en el 'asalto' al cuartel general de la campaña presidencial del Partido Demócrata.

Nixon anunció que los miembros de la Casa Blanca comparecerían, para defenderle, pero, ese mismo mes comenzaron las dimisiones en cadena de los colaboradores más directos del presidente, integrantes de lo que algunos conocían como 'Muro de Berlín': Jeb Magruder, Harry Robbins 'Bob' Haldeman, John Ehrlichman, Charles Colson, John Dean, etc…

Las grabaciones jugaron un papel clave en el proceso. Ante el rechazo de Nixon a comparecer y a permitir el acceso del Senado a sus archivos, expresada por carta. El presidente se negó y siguió una batalla legal posterior que concluyó el 13 de septiembre con una solución de compromiso ante el Tribunal de Apelaciones de EEUU, consistente en la entrega voluntaria de partes de las cintas por el presidente a Cox y a Charles Wright, representante de la Casa Blanca, para que las examinaran y decidieran qué fragmentos serían entregados al Jurado Acusador.

La amenaza de 'impeachment', el proceso de incapacitación para ejercer la Presidencia por el que años después tuvo que pasar Bill Clinton. Entonces no se dió gran publicidad al caso y no hubo películas como la mencionada de Robert Redford y Dustin Hoffman.

En julio de 1974, el Comité Judicial de la Cámara de Representantes votó tres artículos del proceso de 'impeachment' en los que, entre otras cosas, se acusaba a Nixon de haberse "embarcado personalmente o a través de sus subordinados o agentes en un rumbo de conducta o plan dirigido a retrasar, impedir y obstruir la investigación" sobre el 'caso Watergate'.

Las declaraciones de Trup respecto al cambio climático y otros temas, aterrorizan a la plana mayor republicana

El 4 de agosto, Nixon tras reconocer haber participado en los esfuerzos por encubrir los hechos relacionados con la entrada en el edificio Watergate. utilizando a la CIA, en los intentos de desviar la atención del FBI, que apuntaba por entonces hacia la Casa Blanca.

Esta revelación minó los escasos apoyos con los que aún contaba el presidente en el Partido Republicano y, unida a todo lo que había dado a conocer anteriormente, acabó provocando su dimisión en la tarde del 8 de agosto.

Nixon fue sustituido al día siguiente por el vicepresidente, Gerald R. Ford, evitó así la incapacitación y, el 8 de septiembre, obtuvo de su sucesor el perdón total. Este es el plan maestro que se atribuye al partido republicano de hoy para echar a Trump antes siquiera de que haya entrado en el despacho oval de la Casa Blanca.

Un ultraconservador se perfila como candidato a presidente si triunfa el inpeachment a Trump.

Mike Pence, de 57 años y gobernador de Indiana, es un republicano muy religioso que puede acercarle a la Casa Blanca.

El gobernador de Indiana, Mike Pence, se perfila como sucesor de Donald Trump a la Casa Blanca, según algunos medios estadounidenses. Pence, un político que gusta a los más conservadores con buena parte del partido y del aparato, al que ahora parece liderar.

El número dos dio su apoyo, en un principio, a Ted Cruz, conservador radical, durante la campaña de primarias, pero cuando el senador de Texas se retiró, pasó a respaldar a Trump. El gobernador se alinea en el ala más a la derecha del partido. El año pasado firmó una ley que permitía a las empresas a negarse a facilitar el matrimonio de las parejas gay. Pero las protestas se multiplicaron y el estado tuvo que dar un paso atrás.

Pence al parecer cuenta con la confianza de muchos republicanos como el presidente de la Cámara, Paul Ryan, al que ha costado mucho dar su apoyo a Trump. Ryan, de hecho, pidió a Trump que optase por un compañero de campaña "conservador".

Ya antes de las elecciones Trump se impuso a golpe de billetera para tratar de cubrir el impasse y la desmoralización general de los lideres del partido republicano. Y antes de las primarias y de la convención a la presidencia había muchos descontentos dentro del partido, incluso uno de los más importantes no política, sino simbólicamente, el heroe de guerra John McCain, a quien Trump en un discurso minimizó y casi insulto despreciando sus condecoraciones.

La clave ahora será si las figuras conservadoras que más se opusieron a Trump antes de su elección, como Jeb Bush o Mitt Romney, pueden ser la alternativa al multimillonario. Desde la primavera varios grupos de activistas y líderes republicanos han intentado frenar a Donald Trump. No han sido siempre las mismas personas, pero sí el objetivo y el resultado se han repetido. El último intento fué la candidatura del independiente Evan McMullin. Ahora el impeachment parece ser la última solución según ciertos periodistas.

En abril, la obsesión de los reticentes a Trump era celebrar una convención abierta en la que el líder de la carrera no llegara al umbral de delegados para ser elegido candidato en Cleveland.

En mayo, una vez quedó claro que Trump lograría alcanzar el número mínimo de apoyos, se volcaron en empujar a otro aspirante que se sacrificaría por la causa y se presentaría como independiente para dar voz a los conservadores. En julio, en la convención, hubo un esfuerzo por cambiar las reglas aunque fuera de manera testimonial para que los delegados no se vieran obligados a votar a Trump.

Están detrás las figuras de primera línea que más han criticado a Trump tales como Mitt Romney, que fue gobernador de Massachusetts y candidato presidencial en 2008 y 2012, el senador de Nebraska Ben Sasse, y el gobernador de Ohio, John Kasich. Ellos tres valoraron una candidatura independiente para quitarle votos a Trump, pero ninguno se atrevió a ello por miedo a ser considerados como los responsables de la victoria de Hillary Clinton dentro del partido republicano.

Pero sobre todo personas del entorno de Romney no han dejado de buscar opciones para poner obstáculos en el camino de Trump, al que se considera como una amenaza para el futuro del partido y de la democracia americana.

Entre los más activos de los críticos, están Bill Kristol, el editor del Weekly Standard, y Stuart Stevens, que fue el estratega jefe de la campaña de Romney.

También se ha movido para organizar el esfuerzo anti-Trump Dan Senor, que fue portavoz del Gobierno de transición en Irak tras la invasión de Estados Unidos en 2003, asesor en política exterior de Romney y ahora  uno de los consejeros de Paul Ryan. Y surge la figura quizás más conservadora de todos: Mike Pence.

La consigna más difundida es “Never Trump” (Jamás Trump), pero pocos grupos tienen una estructura firme. Los dos más organizados hasta ahora son "Better for America", grupo financiado por John Kingston, que apoya financieramente a Romney, “Conservatives Against Trump", un grupo de activistas de base que lidera el comentarista Erick Ericsson, que organiza reuniones y escribe habitualmente en los medios contra el empresario de Nueva York.

Entre los dos grupos, los más organizados y mejor financiados son los de "Better for America", que ahora también están detrás de la candidatura de McMullin.

Se apoyan en el estratega Rick Wilson y en Joel Searby, encuestador republicano de la firma Data Targeting, una de las mayores empresas de demoscopia de Florida, y quien ya produjo un sondeo que reflejaba antes de la victoria de Trump la búsqueda de un tercer candidato en un año ya que tanto Hillary como Trump eran históricamente impopulares. Para otros desafíos legales en los estados donde ha pasado el plazo, el grupo contaba con Matthew Sawyer, el abogado especialista en ley electoral que ayudó a Ross Perot en 1996.

Sustituir al candidato

En teoría, incluso después de la convención republicana, existe un procedimiento para cambiar de candidato. Es el artículo 9 de las reglas del partido, previsto para casos de muerte o dimisión del elegido, pero también para “otra cosa” (“ otherwise“).

El grupo de delegados que empujó en la convención el cambio de reglas recoge ahora firmas para que se convoque una reunión del comité nacional republicano y se contemple un debate sobre la regla número 9. El abogado de Virginia Beau Correll está coordinando los esfuerzos legales. La reunión la puede convocar el presidente, Reince Priebus, o 16 miembros del comité.

Pero incluso si logran que se celebre el encuentro y haya un debate probablemente terminaría en una protesta simbólica.

El candidato de un tercer partido más exitoso en la historia reciente fue Ross Perot, que logró participar en los debates presidenciales. Perot tiene la mejor marca desde que Teddy Roosevelt fundó otro partido para presentarse en 1912 después de haber sido presidente. Perot logró casi el 19% de los apoyos contra Bill Clinton y George H.W. Bush en 1992. Tan solo un delito perpretado por el recien presidente electo sería lo imprescindible para echar a un hombre tan poderoso como Trump que además figura o ha figurado en cabeza de la lista Forbes que con su dinero puede mover el mundo.


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