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Cómo era un sepelio a mediados del siglo XIX
El 20 de mayo de 1861, «El Vapor», seudónimo de uno de los corresponsales voluntarios con que contaba el «Alta California Daily», periódico de San Francisco, envió una extensa carta a dicha publicación ofreciendo a sus lectores una descripción de Mazatlán, de los mazatlecos y de sus costumbres. Existen en las páginas de este extinto diario, varias cartas de este tipo.
A continuación ofrezco la traducción de la descripción que «El Vapor» hace del funeral de una niña. Prefiero traducir directamente y no dar mi versión debido a que así no influyo en la narración y preservo la descripción hecha por un extranjero de un momento de nuestra historia y de nuestra cultura mazatleca. Todavía a finales de los años sesenta o principios de los setenta del siglo XX me tocó presenciar un sepelio muy parecido al descrito.
«Los domingos por la tarde muchas de las familias disfrutan de una caminata hasta “Puerto Viejo” y a los cementerios. De éstos, hay dos; el Católico y el Protestante, que están adjuntos. Presenciamos, mientras estábamos ahí, una tarde de domingo la procesión funeraria de una niña, la cual aparte de su apariencia, la manera de conducirla, parecía una ocasión de alegría en vez de lamento. Fue muy impresionante. Primero, en ese orden, estaba una banda de música, enseguida venían niños disparando cohetes que encendían con sus cigarros. Después venía el cuerpo de la niña pulcramente vestida de color blanco, con una corona de flores en su cabeza. El féretro en que era llevada estaba profusamente cubierto de flores. A cada lado del féretro caminaba un número de niñas con vestido blanco y falda con aros, con coronas de flores en sus manos y cabezas. Se supone que ellas representan a ángeles que atienden, y no se necesitó de gran esfuerzo de la imaginación mirarlas como tales. La procesión cerraba con los amigos, principalmente mujeres, de la familia de la amada recién muerta. No nos quedamos a presenciar el entierro, sin importarnos que se disipara la ilusión producida por ángeles, música y el ascenso de los cohetes.»