Paz a los hombres y mujeres y niños y niñas de buena voluntad, de inocencia absoluta, de ingenuidad nacional.

Pero no la paz de los sepulcros, sino una paz verdadera, que permita regocijarnos ante la celebración decembrina, que nos permita convivir en el calor del hogar sin sobresaltos.

Danos permiso, Señor, de cantar tus alabanzas sin que una bala irrumpa en nuestros hogares.

Paz y bendiciones para todos. ¿Es mucho pedir?

El llanto de otros

Hoy nuestro México padece la pérdida de muchos de sus buenos hijos, en muchos hogares mexicanos lloran, sufren, padecen por la violencia, por el frío, por explosiones, mientras otras crónicas nos platican como la gran familia política goza, disfruta, baila.

Hoy no será una Navidad como otras, aunque la enorme propaganda televisiva intente cubrir la realidad, las llagas de Chihuahua, Texmelucan, Michoacán, Tamaulipas y Veracruz estarán presente en cada cena, en cada piñata, en cada brindis.

Hoy es noche de celebración y en medio de la tragedia la esperanza renace, los buenos deseos brotan de las bocas, los abrazos se prodigan y un profundo deseo de que todo mejore para todos, está latente, como un reto a vencer, como una tarea por cumplir.

Hoy, en medio de una crisis imposible de ocultar, en la mayoría de los hogares mexicanos, las familias se reúnen para convivir como siempre, como parte de la tradición que nunca muere, como parte de nuestra forma de ser.

Hoy, las naranjas y las limas tal vez sean menos, pero serán compartidas con toda la fuerza del corazón.

Hoy se pedirá al niño Dios su ayuda para acercarnos a la paz y tranquilidad que todos queremos, al progreso y bonanza que deseamos, a que nuestro trabajo reditúe y permita que nuestros niños no pasen privaciones.

Qué tengan un brindis tranquilo y la alegría por el nacimiento del redentor llene sus corazones e ilumine sus mentes

Hoy es un día no repetido, la tradición alcanza otra dimensión, a pesar de la comercialización desmedida.

Hoy, en medio del tráfico incesante, los rostros no reflejan alegría, muestran preocupación.

Hoy los comerciantes se preocupan por las bajas ventas. Pocos beneficios dejó una temporada que de siempre acapararon los mercaderes.

Reflexión

Hoy está la gran oportunidad de reivindicarnos, de volver al origen de la tradición, como cada año reclaman los sacerdotes.

La escasez y el temor obligarán a ser más cuidadosos con los haberes y a reflexionar sobre el constante despilfarro.

Este era el tiempo de todos, la temporada de surtir el guardarropa, de cambiar aparatos, de pintar la casa, de agasajar a los niños. El tiempo de la Jauja y todo por un solo motivo: Había dinero.

El poderoso caballero hoy se aleja de todos, sencillamente no alcanza para cubrir los gastos programados durante el año.

La frustración está en la mayoría, sólo unos cuantos disfrutarán plenamente: los causantes de la tristeza.

Sin embargo, la Navidad genera una serie de sentimientos, de actitudes y de perspectivas y todos nos dejamos llevar por esa inercia; pero queda oculta bajo el fuerte bombardeo publicitario, gritos constantes que intentan hacernos creer que todo está bien.

Y ese es el deseo de todos, que todo esté bien, que todo sea mejor para todos, que la prosperidad llegue sin que nadie amenace para arrebatárnosla.

Por eso hoy, desde esta humilde tribuna, hacemos votos porque en la intimidad de sus hogares haya paz, tranquilidad y amor.

Qué tengan un brindis tranquilo y la alegría por el nacimiento del redentor llene sus corazones e ilumine sus mentes para tomar acción para enfrentar los retos que vienen.

¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!

Comentarios: mexmel@gmail.com

En muchos hogares mexicanos lloran, sufren, padecen por la violencia, por el frío, por explosiones