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Analizando la historia
VENEZUELA Y EL IMPERIALISMO CONTEMPORÁNEO
Cuando no se entiende la historia…
Patricia Barba Ávila*
Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la América
de miseria a nombre de la libertad. Simón Bolívar (1783-1830).
¿Qué se necesita para desterrar la ceguera auto-infligida? Se atribuye a Jesucristo
la frase “no hay peor ciego que el que no quiere ver” y es indudable que hoy por
hoy, esta sentencia refleja en toda su magnitud la incapacidad de miles –o millones-
de personas que optan por ignorar la historia y aceptar a primera instancia lo que
escuchan o leen de parte de “autoridades” en la materia, en este caso, la política y
los acontecimientos que ocurren en Venezuela, país que ha sido víctima, junto con
Cuba, de una brutal guerra multifrontal patrocinada por los poderes fácticos
dominantes en los Estados Unidos y apoyada por las plutocracias de varias
naciones latinoamericanas, europeas y locales. Una sociedad mal informada
debilita la democracia y la justicia y es por ello que los grandes medios de
“comunicación”, controlados por los potentados, se han encargado de mal informar
y distorsionar los hechos.
Es menester, una vez más y cuantas veces sea necesario, hacer un recorrido por
la historia de invasiones e injerencismo llevados a cabo por las distintas
administraciones de la mal llamada “potencia más poderosa del mundo”. Pero, ¿por
qué “mal llamada”? Es imprescindible aclarar que desde hace mucho tiempo, el
gobierno de aquél país ha respondido a intereses de una plutocracia integrada
mayormente por mega-corporaciones armamentistas, petroleras y tecnológicas sin
jamás tomar en cuenta la voluntad de millones de ciudadanos de a pie que,
ilusamente piensan que cuando votan realmente eligen. Esto queda evidenciado,
entre otras cosas, por el singular y nada democrático sistema electoral
estadounidense, en el que el sufragio mayoritario nada tiene que ver con la decisión
de quienes va a la Casa Blanca y al Congreso. Por otra parte, el hecho de que
existan poderosas armas de destrucción masiva y una banca privada que controla
las finanzas y las economías internas y externas no significa que una nación sea
“poderosa”. Lo que demuestra es que dentro del territorio norteamericano existe una
élite que controla la política y los destinos de sus más de 300 millones de
ciudadanos. Es decir, el concepto de nación tiene que ver con la voluntad y con el
bienestar y progreso de la totalidad o la mayoría de sus habitantes, cosa que no
ocurre en los E.U. ni en otras “democracias” en el mundo.
Como hemos podido constatar, la palabra “democracia” ha sido empleada un
sinnúmero de ocasiones por los gobiernos norteamericanos para justificar su
intervención en los asuntos internos de otras naciones. No obstante, la historia de
ese país demuestra que dentro de sus fronteras nunca ha habido una auténtica
democracia. Por una parte, los derechos fundamentales como la educación, la
vivienda y la salud son virtualmente inexistentes, ya que hay millones de “homeless”
durmiendo y sobreviviendo en la vía pública; cientos de miles de estudiantes y sus
familias tienen que endeudarse de por vida para pagar sus estudios y centenares
de familias son presas de la codicia de las grandes empresas de seguros que se
han enriquecido y se siguen enriqueciendo hasta la náusea a costa de la salud y la
vida de millones de seres humanos. Por la otra, citando sólo un ejemplo entre
cientos, cuando la plutocracia decide invadir Vietnam, las manifestaciones en contra
fueron numerosas y brutalmente reprimidas por su “democrático” gobierno. En
épocas más recientes, cuando la administración de Barak Obama opta por socializar
la millonaria deuda privada para que sea pagada por sus ciudadanos –una suerte
de Fobaproa- en perjuicio de su población, las protestas de organizaciones como
Occupy Wall Street no se hicieron esperar y, como siempre, la represión de los
cuerpos policiacos fue la respuesta. Y ni qué decir del trato cruel e inhumano que
reciben millones de mexicanos y latinoamericanos, tanto los que desde hace
décadas han contribuido con su trabajo a la economía de ese país, como los que
siguen intentando cruzar la frontera huyendo de condiciones inhumanas generadas,
en gran medida, por el control que sobre los recursos de otras naciones han
obtenido las grandes mega-corporaciones que, como lo menciono anteriormente,
son las que realmente gobiernan la “nación más poderosa del mundo” (SIC).
Entonces es obligado preguntar: ¿a qué “democracia” y “defensa de los derechos
humanos” se refiere el actual residente de la Casa Blanca cuando vocifera sus
amenazas y exhortos para el derrocamiento del gobierno legítimamente constituido
en la República Bolivariana de Venezuela? Queda claro que no existe ninguna
correspondencia entre el discurso hipócrita de Donald Trump y sus corifeos en la
OEA, el Grupo de Lima, la Unión Europea y la oposición venezolana y lo que los
hechos demuestran en la realidad y que las motivaciones que impulsan esta guerra
sin cuartel desatada contra ese país sudamericano tienen que ver con los designios
de control sobre su inmensa riqueza.
La historia del injerencismo y las invasiones que a nivel mundial, han llevado a cabo
los plutócratas de la vecina nación bajo la bandera de “la democracia” y los
“derechos humanos” refleja con prístina claridad que lo que los ha movido y sigue
moviendo a intervenir en otros países es el hambre de poder:
Tan sólo en América Latina y el Caribe:
1846-1848: México
1852-1853: Argentina
1853, 1854: Nicaragua
1855:
1856:
1858:
1859:
1868:
1891:
1894:
1898-1902:
1914:
1915:
1916:
1917:
1926:
1954:
1964:
1965:
1967-1969:
1983:
1989:
1994:
2004:
Uruguay
Nueva Granada
Uruguay
Paraguay
Uruguay
Chile
Nicaragua
Cuba y Puerto Rico
México
Haití
República Dominicana
México
Nicaragua
Guatemala
Panamá
República Dominicana
Guatemala
Granada
Panamá
Haití
Haití
En otros continentes:
1801-1805:
1815:
1853-1854:
1859:
1860:
1893:
1900:
1917-1918:
1945-1946:
1945-1946:
1950-1953:
1958:
1959-1975:
1983:
1986:
1990-1991:
1993-1994:
1995:
1998:
África del Norte
África del Norte
Japón
China
Angola
Hawái
China
Primera Guerra Mundial
Segunda Guerra Mundial
China
Corea
Indonesia
Vietnam
Líbano
Libia
Golfo Pérsico
Somalia
Bosnia y Herzegovina
Sudán
1999:Afganistán
1999:Yugoslavia
2001:Afganistán
2002:Filipinas
2003-2011: Irak
2007:Somalia
2011:Libia
2011-2012: Yemen, Pakistán, Somalia
2014 al presente: Siria…
Y, si por fortuna la comunidad internacional independiente –no lo que manifiestan
los políticos que dicen hablar a nombre de sus pueblos al alinearse con el Consenso
de Washington- triunfa en su postura de respeto por la soberanía de los pueblos, a
esta lista terrorífica no se añadiría la intervención en Venezuela con la que sueñan
tanto Trump y la enloquecida plutocracia que lo patrocina como sus símiles en
América Latina y la Unión Europea.
He escuchado críticas al Presidente Maduro sobre su forma de expresarse y su
“torpeza” en el manejo de la política tanto interna como externa. Por supuesto que
el actual gobierno ha cometido errores, como los cometió el Presidente Hugo
Chávez quien, pese a ellos, es recordado por sus grandes logros al reducir los
niveles de miseria generados por el neoliberalismo aplicado por los regímenes
anteriores, en obediencia supina al Consenso de Washington. Es cierto que la
manera de expresarse tanto de Chávez como de Maduro es peculiar. Es posible
que los esfuerzos del actual mandatario –el legítimamente elegido, no el títere de
Washington- por combatir la corrupción dentro de su propia administración no hayan
sido suficientes. Pero eso justifica atribuirle la crisis que hoy padece el pueblo
venezolano? Por supuesto que no. Barack Obama es un orador excepcional y
acaso no fue durante su administración que ocurrieron las mayores deportaciones
de mexicanos y cuando miles de norteamericanos perdieron sus hogares y
empleos? Acaso Salinas de Gortari no hablaba con elegancia mientras destrozaba
la industria petrolera mexicana y le regalaba Telmex a su cuate Carlos Slim?
Aquí no se trata de defender a ultranza ni a Nicolás Maduro ni a nadie. De lo que se
trata es de atender las verdaderas causas de la crisis en Venezuela y dejar que sea
el pueblo de ese país el que decida a quién elige para gobernarlo. Se trata de
reconocer que lo que motiva la intervención en esa nación no es la preocupación
por los derechos humanos sino la furia de los plutócratas del Consenso de
Washington apoyados por la plutocracia local contra la Revolución Bolivariana que
decidió tomar una ruta distinta al neoliberalismo depredador.
La historia del intervencionismo norteamericano en suelos ajenos es terriblemente
ilustrativa y contundente, no hay duda. Lo triste es que miles de personas que no
tienen el interés o el tiempo o ninguno de los dos, para investigar y enterarse
mediante fuentes alternativas sobre lo que realmente ocurre en la hermana nación
sudamericana, formulan su criterio y opiniones con base en lo que difunden medios
dominados por esos mismos plutócratas que hoy, a nombre de la democracia y los
derechos humanos, presionan a los gobiernos a nivel internacional, para apoyar sus
criminales aventuras bélicas y de conquista. Ciertamente, hay quienes dicen que el
término “imperialismo” es una falacia y que no hay tal. Sin embargo, la lista de
invasiones arriba citada nos reporta que, efectivamente, ha existido y sigue
existiendo un grupúsculo de gente enloquecida por el poder y el dinero que ha sido
capaz no sólo de empobrecer y asesinar a sus propios compatriotas, sino de
aniquilar en masa y destruir naciones enteras enarbolando las banderas de la
“democracia” y los “derechos humanos”.
Aquí la pregunta es: ¿cómo lograr que la razón y el humanismo prevalezcan en un
mundo en el que el dinero es la deidad en aras de la cual se sacrifica la vida de los
seres humanos y se pone en riesgo la subsistencia del planeta entero?
Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la
paz. Benito Juárez García.
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*Co-fundadora del Portal del Frente de Medios Alternativos Independientes femcai.org y co-
titular del programa radiofónico “Desde la raíz”; integrante de Hermes Internacional.